El ejército gatuno que salvó una ciudad entera.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad de Leningrado, conocida hoy como San Petersburgo, sufrió un devastador asedio que duró 872 días, concluyendo el 27 de enero de 1944. Este asedio de Leningrado resultó en la muerte de más de un millón de civiles y dejó al ejército soviético con más de un millón de bajas y casi dos millones y medio de heridos y enfermos. En comparación, las bajas alemanas y de sus aliados fueron de aproximadamente seiscientas mil, una cifra igualmente estremecedora.
Durante los 872 días de asedio a Leningrado, la ciudad soportó un aislamiento brutal. Solo en invierno, cuando el lago se congelaba lo suficiente para permitir el paso de camiones, se establecía un frágil corredor de suministros, insuficiente para abastecer a toda Leningrado. Familias enteras perecieron de hambre, y los animales desaparecieron rápidamente, comenzando por las mulas, caballos y burros, seguidos por los animales del zoológico, perros y gatos. Finalmente, la población tuvo que recurrir a palomas, aves y ratas para sobrevivir.
La falta de depredadores naturales en Leningrado provocó una explosión demográfica de ratas, que se multiplicaban sin control y se alimentaban de cadáveres y moribundos. Esta infestación de roedores se convirtió en un problema crítico cuando comenzaron a asaltar las escasas provisiones de la ciudad, amenazando las bibliotecas, archivos y el patrimonio histórico-artístico de los museos de Leningrado.
La División Maullido al rescate
Durante el invierno de 1943 a 1944, con la apertura del corredor de suministros, se autorizó un cargamento especial conocido como la División Maullido. Proveniente de la ciudad de Yaroslavl, este cargamento consistía en cinco mil gatos siberianos. Estos felinos, no alimentados durante el viaje de varios días, fueron distribuidos entre los distritos más afectados de Leningrado, así como en museos, palacios y hospitales, e incluso entregados a familias para su cuidado.
La División Maullido cumplió exitosamente su misión en Leningrado. La infestación de ratas fue controlada y, gradualmente, eliminada. La labor de estos gatos siberianos fue fundamental para salvar vidas y proteger el patrimonio histórico y cultural de la ciudad.
Reconocimiento
La ciudad siberiana de Tiumén, una de las principales proveedoras de gatos para la División Maullido, tiene una plaza con esculturas de bronce en honor a estos felinos. En la actual San Petersburgo, se pueden encontrar dos esculturas conmemorativas en la calle Malaya Sadovaya: una en la fachada del número 8, conocida como Elisha, y otra en la cornisa del edificio número 3, llamada Vasilisa.
Estas esculturas en Tiumén y El ejército gatuno que salvó una ciudad entera. son testimonio del respeto y aprecio que los rusos sienten por los gatos, especialmente aquellos que ayudaron a erradicar la plaga de ratas en la ciudad.
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